Andrés Cuesta

1630/1635

Traducción latina de algunos versos del Polifemo

Édition de Bartolomé Pozuelo Calero
2023
Université Paris-Sorbonne, LABEX OBVIL, 2023, license cc.
Source : BNE, ms. 3906, ff. 405v-406v.
Ont participé à cette édition électronique : Mercedes Blanco (relecture), Muriel Elvira (relecture) et Aude Plagnard (stylage et édition TEI).

Introducción §

1. [Título] Una «deconstrucción» de tres octavas del Polifemo §

El ms. 3906 de la BNE1, célebre por transmitir numerosos comentarios de la obra de Góngora, contiene en sus ff. 405v-406v una composición poética en latín. Consta de veintinueve líneas trazadas con la misma letra que las autógrafas Notas al Polifemo del Ldo. Andrés Cuesta que, ocupando los ff. 282-405, las preceden inmediatamente. Una mano posterior, diferente de la de su autor, ha añadido el siguiente título: «Traducción latina de algunos versos del Polifemo». Efectivamente se trata de veintiséis hexámetros latinos (las líneas 27-28 son una enmienda de las 25-26, y la 29 es la notación de un verso de Ovidio ajeno al tema) que recogen veintiséis versos de la composición gongorina, concretamente los que van del 185 al 2102, es decir, las octavas XXIV, XXV y XXVI, y los dos primeros versos de la XXVII.

De los tres géneros que pueden distinguirse en la poética de la imitación propia de la cultura humanista, a saber, la traducción (interpretatio), la imitación (imitatio) y la adaptación libre (aemulatio)3, la obra encaja plenamente en el primero: es una traducción poética, con la peculiaridad de que lo es de la lengua vernácula al latín, la dirección contraria a la habitual. Como ocurre con toda traducción en verso, en mayor o menor medida es «libre y literaria con tendencia a la paráfrasis», dando cabida a «coletillas de relleno» para cuadrar los versos4.

La versión de Cuesta es la única traducción latina de las obras de Góngora que recoge Simón Díaz5. Es oportuno recordar que las traducciones de obras poéticas al latín son corrientes en la cultura humanista. Habitualmente se hacen de autores griegos; entre ellos destaca Homero, cuya editio princeps latina, debida a Demetrio Calcóndilas y publicada en Florencia en 1488, fue seguida de muchas otras, entre ellas la de Henri Estienne6. Las versiones latinas de textos vernáculos, aunque menos frecuentes, no fueron raras. Peter Burkhe, autor de un reciente trabajo al respecto, ha contabilizado 1.140 impresas −las que quedaron manuscritas, como es lógico, serían muchas más− entre la invención de la imprenta y el año 17997.

El estímulo que ha empujado −y sigue empujando− a sus autores a componer estas versiones es, en buena lógica, doble: por un lado, la afición por determinadas obras vernáculas; por otro, el amor por la poesía latina clásica. Tal confluencia de pasiones debió de ser lo que impulsó a Andrés Cuesta a realizar su versión latina de esos veintiséis versos del Polifemo: su pasión por la poesía de Góngora está más que atestiguada en su comentario a dicho poema8, y su identificación con la poesía romana clásica, sentida como modelo perenne y cifra de la belleza, se trasluce en cada verso de su versión latina. En este sentido, si se considera que el Polifemo es de algún modo fruto de una latinización del castellano cuyo modelo es la propia poesía latina9, podemos decir que su peculiar versión es, una deconstrucción del poema de Góngora, un viaje a sus fuentes (quizás, como me sugiere Muriel Elvira, con el propósito de investigar el grado de cercanía entre la poesía gongorina y la latina, lo que explicaría que el objeto de la versión sea solo un fragmento del poema). Veámoslo con un ejemplo particularmente claro: Ovidio había expresado quién era la madre de Acis en met. 13,750 «nymphaque Symaethide cretus» (‘nacido de la ninfa Simetis’); Góngora, imitando a Ovidio, escribe (OC255.195) «En Simetis, hermosa ninfa, habido»; Cuesta en su traducción (v. 9) restituye la fuente seguida por Góngora: «nymphaque Simethide cretus».

En las páginas que siguen se ofrece la edición crítica del texto latino de Cuesta, su traducción literal al español y un comentario lineal del texto a través de notas a la traducción. El objetivo principal de estas notas se cifra en identificar esa deconstrucción y razonar el porqué de la versión de Cuesta, partiendo de la consideración de la naturaleza del latín de los humanistas; todo ello nos permitirá a su vez extraer conclusiones sobre la poesía gongorina y su vinculación con la poesía latina clásica.

2. [Autor] Andrés Cuesta: un humanista devoto de Góngora §

Casi todo lo que sabemos de Andrés Cuesta lo debemos a José María Micó, cuyo trabajo al respecto seguiré en las páginas que siguen10. Debió de nacer en Olmedo11, en una fecha que desconocemos. Al menos creció en dicha localidad, según declara él mismo en la «Dedicatoria» que redactó para una obra de su señor, D. Álvaro de Oca, y que él mismo se encargó de imprimir: la Alegación sobre el desacato de un clérigo a ciertos ministros, publicada en Granada sin fecha12. Según esta declaración, «criéme en Olmedo con padre Maestro de buenas letras, i casi supe formar primero las Griegas i Latinas que las Españolas». Esta esmerada educación lo facultó para dedicarse a la enseñanza prematuramente, sucediendo a su padre13, antes de trasladarse a Salamanca para dedicarse fervorosamente a su vocación14. Se casó con doña Juana de Paz, con quien tuvo un hijo que profesaría como fraile agustino en Salamanca el 15 de agosto de 1629. El hijo, que gracias a su dominio del griego, suplía ocasionalmente a su padre, partió hacia 1635 a Filipinas, donde permaneció hasta su muerte en 166215.

En Salamanca Andrés Cuesta se dedicó en particular a las lenguas, asistiendo a las clases de Gonzalo Correas, a cuya Arte griega (Valladolid, 1627) contribuyó con un poema griego acompañado de su versión latina (¡en prosa!), en que, presentado como doctor, alaba la claridad y brevedad de la obra16. Con el apoyo, según manifiesta el propio Cuesta17, del mencionado don Álvaro de Oca, llegó a ganar con precocidad puestos docentes, como una cátedra de menores de griego18, que desempeñó entre 1627 y 1630, coincidiendo con la de su maestro Gonzalo Correas (1615-1631)19. Enriqueta de Andrés aporta detalles al respecto en una breve semblanza del helenista20: su nombramiento como catedrático tuvo fecha del 15 de enero de 1627; era opositor único; el examen incluyó sendos capítulos de Luciano y Homero; «el examinador fue Gonzalo Correas, que dijo que Andrés de la Cuesta era muy hábil y suficiente en la lengua griega y que merecía que se proveyera en él dicha cátedra»21; su ausencia se verifica poco antes del 18 de marzo de 1630, fecha en que tiene lugar el examen de quien lo sustituiría, Lorenzo Velasco.

Efectivamente, en 1630 Cuesta abandonaba Salamanca, al partir para Granada acompañando como secretario a su patrocinador, Oca, que había sido nombrado oidor en la Chancillería el año anterior22. Ello lo llevaba, como subraya Micó23, a «uno de los más importantes focos del gongorismo», en el que debió de intervenir activamente. De hecho, sus Notas al Polifemo, como hemos visto, las emprendió «a persuasión» de Vázquez Siruela, según declaración de este en su mencionada «Lista»24. Entre sus cometidos estuvo el de ordenar los papeles de su señor25. Muy poco después, el 21 de abril de 1631, este fue depuesto de su cargo, a consecuencia, según parece, de un conflicto con la Inquisición, y nombrado oidor en la Chancillería de Valladolid. Sin embargo, Cuesta debió de quedarse en Granada, donde procedió a imprimir, por cuenta propia, según su testimonio, la mencionada Alegación de su protector, un escrito militante que apoya la autoridad del poder civil frente a la inmunidad de la Iglesia, en cuya elaboración probablemente participó26. La publicación aparece sin fecha, pero no debió de ser muy posterior a la marcha de Oca, pues, como observa Micó27, en su elogiosa «Dedicatoria» no hay menciones de los importantes nombramientos con los que fue distinguido en 1633 −regente del Consejo Real de Navarra− y 1635 −caballero de la Orden de Santiago−. Por otra parte, según razona Micó, todas las obras gongoristas de Cuesta son, muy probablemente, anteriores a la muerte de Lope (cf. infra). Todas ellas quedaron inconclusas: las interrumpió su muerte prematura, a la que hacen referencia las fuentes, sin recoger su fecha28.

3. Las obras de Andrés Cuesta y su cronología §

En opinión de Micó, aunque carecemos de «criterios seguros», todos los «trabajos gongorinos de Andrés Cuesta fueron escritos poco tiempo después de las Lecciones de Pellicer», publicadas en 163029, y seguramente, como hemos anticipado, antes de la muerte de Lope de Vega (1635)30. Por otra parte, como se ha dicho, todos ellos están inacabados31. Pero vayamos por partes. Las obras conocidas de Cuesta son cinco:

  • El epigrama griego acompañado de traducción latina en prosa publicado en los preliminares del Arte griega de Gonzalo Correas (Valladolid, 1627), el maestro de Cuesta en las aulas salmantinas. El autor, presentándose como «doctor», alaba en la composición la claridad y brevedad de la obra de su maestro32.
  • Las Notas al Polifemo. Ocupan los f. 282r-435v del ms. 3906 de la BNE. Están inacabadas: terminan en la octava LIV33. Según señala el autor (el humanista a la sazón afincado en Granada Martín Vázquez Siruela, según se admite comúnmente34) de la lista de «Autores ilustres y célebres que an comentado [...] las poesías de D. Luis de Góngora» (concluida algo después de 164235), la obra fue escrita «a persuasión mía»36. Ello supone que su composición es posterior a la llegada de Cuesta en Granada, que tiene lugar en 1630. Su objetivo era, según declara el autor, «mostrar infinitos delirios de los intérpretes de don Luis»37. Como señala Micó, «las burlas más mordaces van siempre» contra Pellicer, cuyas Lecciones solemnes aparecieron en 1630, «aunque con censuras y privilegios que remontan a 1628»38. La opinión de Micó es que la obra debió de ser compuesta entre 1630 y 163539.
  • La traducción parcial del Polifemo en hexámetros latinos40. Ocupa los ff. 405r-406v del ms. 3906 de la BNE41. El autor de la lista de «Autores ilustres y célebres...» apunta a la muerte prematura de Cuesta como causa de que esta obra haya quedado inacabada42. De ello, si es cierto, se infiere que, considerando la brevedad de la obra, debió ser compuesta en los últimos compases de la vida del autor.
  • La Censura a las «Lecciones solemnes» de Pellizer, también contenida en el ms. 3906 de la BNE, f. 409r-435v, de mano del autor43. Es un escrito despectivo y burlón contra dicha obra de Pellicer. Micó sugiere, como se ha indicado, situar su composición antes de la muerte de Lope (1635), basándose sobre todo en una alusión al Fénix vivo44. Se encuentra inacabado.
  • ALEGACIÓN / SOBRE EL DESACATO DE / UN CLÉRIGO / A / CIERTOS MINISTROS. / Sacado de entre las obras particulares del señor / D. ÁLVARO DE OCA, / A LVZ. / EN GRANADA. / POR ANDRÉS KUESTA OLMEDANO, / Catedrático de Griego en la Reina de las Universidades / SALAMANCA. [Sin impresor, sin año.). Reproduzco la cita diplomática mediante la cual recoge Micó45 este impreso, remitiendo «al único ejemplar de que tengo noticia»: BNM, 3/2465446. Aunque, como declara el título, se trata de una obra de Álvaro de Oca, la recojo en esta lista por el importante papel jugado por Cuesta en su publicación, a la que añadió una interesante «Dedicatoria», a la que nos hemos referido. De acuerdo con la portada la obra debió de publicarse en Granada. Aunque no se indica el año, tuvo que ser en 1631 o poco más tarde, pues ese fue el año en que Oca, muy poco después de tomar posesión de su puesto de oidor en la Chancillería de Granada, es desplazado a la de Valladolid, a consecuencia, según señala Martínez Arce, «de un conflicto con la inquisición»47: a ello apunta el hecho de que Cuesta, en su «Dedicatoria», aún lo saluda como «Oidor en la Real Chancillería de Granada»48, pese a que se refiere a él ya como ausente.

Es probable que Cuesta escribiera otras obras, a juzgar por sus indicaciones a estar haciendo «tratado aparte» de cuestiones concretas49. Como quiera que fuera, no nos constan.

4. Contenido y estructura: una versión latina admirablemente literal §

En su versión poética latina del Polifemo Cuesta sigue puntualmente el relato de Góngora, reproduciendo su contenido y su estructura estrófica. Por consiguiente, habida cuenta de que traduce tres octavas, las XXIV, XXV Y XXVI, más los dos primeros versos de una cuarta, la XXVII, consta de cuatro unidades compositivas:

  • Unidad I. Versos 1-9 [= Góngora, octava XXIV (vv. 185-192)]. Acis llega a la fuente en la que duerme Galatea.
  • Unidad II. Versos 8-16 [= Góngora, octava XXV (vv. 193-200)]. Acis: su belleza, sus padres, la adoración que siente por Galatea.
  • Unidad III. Versos 17-24 [= Góngora, octava XXVI (vv. 201-208)]. Acis deja tres ofrendas a Galatea: almendras, manteca y miel.
  • Unidad IV. Versos 25-28 [= Góngora, octava XXVI, vv. 209-210]. Acis se refresca con el agua de la fuente.

Quizás por encima de cualquier otro rasgo lo que destaca en la versión de Cuesta es su sorprendente literalidad, tan conseguida que su designación como «paráfrasis» casi resulta inapropiada. Es un logro admirable, considerando las dificultades del texto gongorino por un lado, y, por otro, el hecho de estar expresada en hexámetros latinos, por lo demás impregnados de elegancia y sonido clásico. Veámoslo en detalle:

Unidad I, vv. 1-7 (=octava XXIV [OC255.185-192]) §

La octava XXIV del Polifemo (OC255.193-200) relata, recordemos, mediante una única oración, la llegada de Acis, cubierto de sudor en plena canícula, a una fuente en la que beber, y su encuentro allí con la ninfa Galatea, dormida. Cuesta la vierte fijándose como criterio prioritario la literalidad, pues casi todo responde fielmente al texto original: la referencia al calor reinante por medio de la oración principal, cuyo sujeto es el Can del verano («latiendo el can del cielo estaba»: «latrabat Canis aestiuus»), que aparece, como en el original, precedido por una doble aposición alusiva a su morada y su aspecto («Salamandria del Sol, vestido estrellas»: «Phoebeos habitans ignes et stellifer omnis»); la adición de una proposición, formalmente subordinada temporal, pero portadora, desde el punto de vista lógico, de la acción principal, que es la llegada de Acis, teniendo a este como sujeto («cuando, / [...] llegó Acis»: «cum, [...] Acis adest»); la disposición, al inicio de esta, de un inciso parentético para describir el aspecto del pastor («polvo el cabello, húmidas centellas / [...] sudando»: «puluere plenus / caesariem [...] sudans [...]»). En este punto encontramos una desviación respecto al texto original. Góngora, tras mencionar su «cabello», añade un gerundio («sudando») y un complemento directo consistente en dos metáforas alusivas a las gotas de sudor, coordinadas mediante la característica fórmula «si no» («húmidas centellas, / si no ardientes aljófares»). Cuesta se ve forzado a complicar esta sencilla construcción: consigue reproducir más o menos la primera metáfora mediante una oración de relativo dependiente de pelo: «simili quae sudans fulgurat astro» (‘que al sudar centelleaba con astros similares’); y para recoger la segunda, dispone un segundo adjetivo, no presente en el Polifemo, referido a Acis («et madidus», ‘y empapado’), del que depende una referencia al rostro («ora»), también ausente del original, mediante un acusativo de relación, y otra, en ablativo instrumental, a las gotas de rocío («pulcris [...] roribus», ‘por bellas gotas de rocío’).

Tras esta amplificatio Cuesta retoma el hilo narrativo de Góngora recuperando su literalidad, salvo en un punto: expresa la segunda acción de Acis −que sigue a la primera, ‘llegar’− no mediante una oración coordinada copulativa («y [....] / su boca dio»), sino mediante una proposición relativa «qui [...] hausit»), que, por cierto, aprovecha para introducir una muy latina −y muy gongorina− anástrofe (blando qui...)50. Fuera de eso, la fidelidad es total: reproduce el gerundio integrado en esta segunda acción mediante un participio de presente concertado («viendo»: «uidens»); reproduce literalmente la poética referencia al sueño de Galatea, expresada como complemento directo de «viendo» («de ambas luces bellas / dulce occidente viendo al sueño blando’: «lumina somno / dulciter occubuisse uidens»); reproduce la oración incidental relativa del original, empleando igualmente dos palabras («cuanto pudo»: «quantum potis»), y reproduce el verbo y complementos de la coordinada («su boca dio y sus ojos [...] al sonoro cristal, al cristal mudo»: «hausit / argutum et tacitum labijs oculisque liquorem» [literalmente ‘bebió con los ojos y los labios el licor sonoro y el licor callado’]), conservando el bello paralelismo existente, pero –eso sí lo pierde− sin repetir el término «liquorem» (‘cristal’).

Unidad II, vv. 8-16 (=octava XXV [OC255.193-200]) §

La octava de Góngora [OC255.193-200] consta de dos oraciones, una (vv. 193-196) destinada a presentar a Acis, y la segunda (vv. 197-200) a dar cuenta de su enamoramiento. En lo referente a la primera, Cuesta (vv. 8-10) reproduce escrupulosamente sus elementos constitutivos:

  • 1. El sujeto de la oración («Acis»: «Acis»).
  • 2. El verbo copulativo en pretérito imperfecto («era»: «erat»).
  • 3. El atributo, con el mismo sentido gongorino, pero expresado perifrásticamente mediante una oración de relativo («un venablo de Cupido»: «quo figere corda Cupido» [literalmente ‘aquello con lo que suele Cupido atravesar los corazones’]).
  • 4. Una aposición a Acis destinada a dar cuenta de sus padres. Consta de tres subelementos:
    • 4.1. Un participio de pasado, dispuesto, como en el original, al final de la construcción, que actúa como núcleo de la aposición («habido»: «cretus»).
    • 4.2. La expresión del nombre del padre, acompañada de una aposición referente a su naturaleza, como complemento agente −o circunstancial de lugar, si se prefiere, expresando origen− («de un fauno, medio hombre, medio fiera»: «semifero fauno»).
    • 4.3 La expresión del nombre de la madre, acompañada de una aposición referente a su condición de ninfa, con dos leves variaciones: Cuesta presenta a Simetis en coordinación con el fauno y sin el adjetivo que galantemente le dedica Góngora («en Simetis, hermosa ninfa»: «nymphaque Simethide»). Ambos cambios son favorecidos sin duda por la imitación de Ov. met. 13,750 «#Acis erat# #Fauno #nymphaque Symaethide cretus#», lugar que, evidentemente, Góngora había imitado a su vez.
  • 5. El verso final, constituido por una aposición bimembre. En el texto gongorino ambos miembros aparecen yuxtapuestos, y están formados por sendos sustantivos seguidos de sus respectivos complementos del nombre (v. 196 («Gloria del mar, honor de su ribera»). Por lo demás, la aposición resulta ambigua: es posible interpretarla como referida a Simetis o a Acis51. Cuesta reproduce el verso con variaciones muy leves: coordinación en lugar de yuxtaposición, adición de un adjetivo en el segundo miembro y, quizás lo más relevante, adición inicial del deíctico «ille»52, que refiere la aposición a Acis eliminando la anfibología («Ille decus maris atque suae par gloria ripae»).

En cuanto a la segunda frase, hay que advertir previamente que Cuesta sigue en este punto, como evidencia en sus Notas, el texto gongorino de Pellicer (1630: cols. 181-182):

...ribera:
al bello imán, al ídolo dormido,
azero sigue, idólatra venera:
rico de...

Es una versión minoritaria de la transmisión del texto, pero que ha seguido editándose: la encontraremos, defendida enfáticamente, en la edición de Adolfo de Castro para la BAE (De Castro 1854: 460)53, o incluso en una edición reciente como la bilingüe de Gallimard, dirigida por Nadine Ly (1995: 386)54. La diferencia con la versión editada habitualmente en las ediciones modernas, «El bello imán, el ídolo dormido, / que acero sigue, idólatra venera» (OC255.98), es la introducción con la preposición ‘a’ de los complementos directos y, sobre todo, la supresión del relativo ‘que’, la cual permite el pleno equilibrio de la correlación. Efectivamente, la presencia del ‘que’ convierte la proposición «acero sigue» en un determinador derivado del CD «bello imán», en tanto que el segundo verbo, «venera», es el rector de ambos complementos directos, «imán» e «ídolo». Eso supone, como subraya Dámaso Alonso55, cierto menoscabo a la correlación, al estar ambos verbos a distinto nivel sintáctico en relación con los dos miembros del verso anterior.

En definitiva, la estructura de la versión de Cuesta coincide, con leves diferencias, con la del texto seguido por Pellicer y refleja su voluntad habitual de literalidad:

  • 1. CD1 + CD2 en asíndeton («Al bello imán, al ídolo dormido»: «Herculis hanc pulcram gemmam, hanc e marmore pulcro / sopitam effigiem»). Nótese que en ambas versiones los dos aparecen yuxtapuestos, en asíndeton.
  • 2. Verbo 1 + determinador referido al sujeto («acero sigue»: «sequitur quasi ferreus») + Verbo 2 + determinador referido al sujeto («idólatra venera»: «atque sacro prosequitur cultu»). En este caso Cuesta añade una conjunción copulativa que no está en el original.
  • 3. Extensión: nuevo adjetivo referido al sujeto («rico»: «praediues») seguido de las referencias, a través de perífrasis, a los tres presentes que el pastor obsequiará a la ninfa («de cuanto el huerto ofrece pobre / rinden las vacas y fomenta el robre»: «eorum / pomiferis pauper quae truncis procreat hortus / dant foetae quoties implent mulctralia uaccae / et fouet exessum duro sub cortice robur»). Los verbos usados manifiestan la voluntad de literalidad de Cuesta («ofrece», «rinden», «fomenta»: «procreat», «dant», «fouet»). Sin embargo, en esta ocasión encontramos, en las tres referencias, sendos añadidos de su cosecha: los huertos tienen frutales («pomiferis [...] truncis»), las vacas son productivas y llenan de leche los cubos («foetae quoties implent mulctralia», imitando a Virgilio, georg. 3,176-177 «nec tibi fetae / more patrum nivea implebunt #mulctraria vaccae#») y el roble está carcomido y produce la miel bajo su dura corteza («exessum duro sub cortice», imitando a Ovidio, met. 1,553 «#novo sub cortice pectus#»). Gracias a estas adiciones la octava es vertida en nueve hexámetros.

Unidad III, vv. 17-24 (=octava XXVI [OC255.201-208]) §

Cuesta traslada esta octava, en cambio, en ocho versos justos, conservando además escrupulosamente la estructura oracional gongorina. La primera oración (OC255.17-20) la vierte conservando el mismo número de versos del original, cuatro, y los mismos elementos sintácticos: un primer CD («El celestial humor recién cuajado»: «illud teneram concretum nuper in escam / [...] nectar») , amplificado por una proposición de relativo («que la almendra guardó, entre verde y seca»: «quod pallore uirens seruauit amygdala mixto»), el verbo principal («se lo puso al lado»: «apposuit»), el circunstancial («en blanca mimbre»: «niueo [...] uimine») y un segundo CD compuesto −por cierto, expresado con la misma disiunctio (esto es, hipérbaton) gongorina− («y un copo [...] de manteca»: «lactis et astricti [...] glebam») con su respectivo circunstancial («en verdes juncos»: «iunci sub gramine»).

Las ligeras variaciones se reducen a la indicación explícita del complemento indirecto de la oración principal, «nymphae», expresado pronominalmente por Góngora («se lo puso», OC255.203), a la pérdida del significativo calificativo que da Góngora al néctar originador de las almendras, «celestial» (OC255.17), y a la adición de «teneram [...] in escam» (‘para que fuese de tierno comer’) con que amplifica la calificación «recién cuajado» («concretum nuper»), referida igualmente a dicho concepto56.

La segunda parte de la octava da cuenta, mediante una nueva oración sin verbo −se sobreentiende el de la precedente−, de la tercera de las ofrendas de Acis a Galatea, un panal de miel; Cuesta vierte con escrupulosa fidelidad los elementos que desgrana secuencialmente el texto gongorino: en primer lugar el recipiente que lo contiene («En breve corcho, pero bien labrado»: «Cortice non grandi, sed quem bene dextra poliuit», literalmente ‘en un corcho no amplio, mas pulido por mano habilidosa’), a continuación el propio panal, designado primero metafóricamente («Un rubio hijo de una encina hueca»: «Flauum quodque cauae quercus decerpsit ab aluo», literalmente ‘un rubio y que tomó del seno de una encina hueca’) y después explícitamente («dulcísimo panal»: «fauum praedulcem»), y por último una proposición de relativo ponderadora de su origen, el néctar de la primavera («a cuya cera / su néctar vinculó la primavera»: «cuius in unam / ceram nectareos flores noua protulit aestas», literalmente ‘a cuya cera una cedió el incipiente estío sus flores nectáreas). Las ampliaciones, entre las que destaca la adición de un verbo propio a la oración («obtulit», ‘le ofreció’ −en el texto gongorino se sobreentiende el verbo de la oración precedente−), son muy leves; por otra parte, se antojan inevitables para mantener el mismo número de versos, dada la mayor longitud del hexámetro.

Unidad IV, vv. 25-26 (octava XXVII, vv. 1-2 [OC255.209-210]) §

La sintaxis del texto gongorino (OC255.209-210) es muy sencilla. Consta de dos sucintas oraciones coordinadas copulativamente («al arroyo da las manos», «y con ellas las ondas a su frente»), ambas con el verbo ‘da’ como núcleo, que en la segunda está elidido; precediendo a la primera aparece un predicativo de su sujeto («caluroso»). Los dos versos siguientes, no traducidos por Cuesta, que interrumpe en este punto su versión, aportaban un complemento circunstancial de lugar («entre dos mirtos»), implementado con una proposición relativa.

Por lo que respecta a la versión de Cuesta, el ms. presenta dos versiones distintas: la que ocupa los vv. 25-26, comienza reproduciendo con literalidad la primera de las proposiciones coordinadas («At mox ille manus lymphis dat», ‘Pero luego da sus manos a las linfas’), en la que integra el predicativo mediante una discutible construcción latina («feruidus aestu», ‘sofocado por el calor’; véase la nota a la traducción). Acto seguido, en el verso siguiente inicia fielmente la versión de la segunda oración, precedida de la conjunción coordinada copulativa, «atque». Sin embargo, a continuación introduce una variación, al convertir el contenido de la oración en un sintagma participial («cauis tollens undam de flumine palmis», literalmente ‘levantando agua del río con sus palmas ahuecadas’) destinado evidentemente a integrar una oración futura no desarrollada, pues el texto se interrumpe abruptamente en este punto. En cualquier caso, la solución adoptada creaba un problema de difícil solución: cómo continuar, con qué verbo principal proseguir la iniciada segunda coordinada, dado que el contenido de la oración gongorina quedaba ya íntegramente recogido en el mencionado sintagma preposicional, a falta sólo del circunstancial de lugar («a su frente»). Tal vez por esa razón Cuesta interrumpe su paráfrasis y da inicio a continuación en el manuscrito a una nueva versión de los dos mismos versos gongorinos (OC255.209-210). Sin embargo, el resultado acaba siendo muy similar: en el primer verso cambia la sencilla construcción «manus [...] dat» por «porrexit brachia», más propia de la poesía clásica (cf. nota ad loc.), y «feruidus aestu» por «aestu ille calens» (con «ille calens» como enmienda marginal a una primera versión «fervens»), y en el segundo reproduce la construcción previa, introduciendo sólo leves alteraciones del orden de palabras encaminadas a aproximar el verso aún más a la fuente seguida, Verg. Aen. 8,69-70 «rite #cauis undam de flumine palmis# / sustinet». Tras esto, la paráfrasis se interrumpe definitivamente. El manuscrito incluye un último verso, pero se trata sin más de la anotación de un verso de Ovidio (met. 3,521) que no tiene relación alguna con el argumento de la octava.

En definitiva, resulta evidente que el ideal de Cuesta ha sido la fidelidad máxima al texto de Góngora. Se reconocen en su versión pautas como la de mantener los usos morfosintácticos del original (por ejemplo, suele verter el gerundio mediante participio de presente [OC255.188 «sudando»: v. 3 sudans]), la secuencia oracional de coordinaciones y subordinaciones (así OC255.186 «latiendo el can del cielo estaba, cuando...»: v. 2 «latrabat Canis aestiuus, cum...»), e incluso el orden de palabras (el del v. 2, «latrabat Canis aestiuus, cum, puluere plenus», reproduce el de OC255.186, «latiendo el can del cielo estaba, cuando, / polvo el cabello»; el de v. 6, «dulciter occubuisse uidens», reproduce el de OC255.190, «dulce occidente viendo»); asimismo evita dejar términos del original sin recoger −son escasas las excepciones como ‘hermosa’ y ‘celestial’ (OC255.195 y 201) −.

En el apartado de las variaciones lo que más destaca son las amplificaciones. Son de tres tipos: por un lado están los añadidos leves, de relleno, impuestos por las exigencias de un verso, el hexámetro latino, algo más largo que el endecasílabo castellano (obsérvese que la octava vertida quizás con mayor literalidad, la XXIV [= vv. 1-7] ocupa, justamente, siete versos en la versión latina); es el caso de la adición del participio en el v. 19 «niueo contentum uimine», versión de OC255.203 «en blanca mimbre», o de la referencia expresa a la mano en el v. 21 «sed quem bene dextra poliuit», versión de OC255.205 «bien labrado», o a las flores en el v. 24 «nectareos flores», versión de v. OC255.208 «su néctar».

En segundo lugar están las perífrasis que encontramos ocasionalmente en lugar de términos castellanos. Las hay de dos clases: algunas parecen forzadas por la falta de equivalencia exacta en latín de la expresión gongorina; es el caso de secuencias como v. 1 «Phoebeos habitans ignes» (literalmente ‘morador de los fuegos de Febo’) por la audaz metáfora «salamandria del Sol» (OC255.185), v. 11 «Herculis hanc pulcram gemmam» (literalmente ‘a esta bella gema hercúlea’) por «el bello imán» (OC255.197)57, vv. 11-12 «hanc e marmore pulcro / sopitam effigiem»(literalmente ‘a esta de mármol bello efigie dormida’) por «el ídolo dormido (OC255.197) −ante la dificultad de verter el término ‘ídolo’−, o v. 22 «quodque cauae quercus decerpsit ab aluo» (literalmente ‘y cosa que tomó del seno de una encina hueca’) por «un rubio hijo de una encina hueca» (OC255.206); otras veces parecen responder al gusto del poeta o a sus necesidades métricas: es el caso de v. 8 «solitus quo figere corda» Cupido (literalmente ‘lo que suele Cupido clavar en los corazones’) por «un venablo de Cupido» (OC255.193).

El tercer tipo de amplificación son las de carácter notablemente más libre que encontramos, excepcionalmente, en los vv. 14-16:

pomiferis pauper quae truncis procreat hortus,
dant foetae quoties implent mulctralia uaccae
et fouet exessum duro sub cortice robur
(literalmente ‘cuanto produce el pobre huerto de sus pomíferos árboles, / dan las vacas paridas cada vez que llenan los cubos del ordeño / y favorece el roble carcomido bajo su dura corteza’),

por «cuanto el huerto ofrece, pobre, / rinden las vacas y fomenta el robre» (OC255.199-200); los añadidos (destacados en negrita) parecen responder sin más al ideal humanista de incorporar clichés de la gran poesía clásica a los versos latinos de nueva creación (véase el aparato de fuentes [§ 5.3], ad loc.), que se habría impuesto en este caso, curiosamente, sobre el ideal de fidelidad máxima.

5. [Fuentes] La versión de Cuesta: un viaje de vuelta a las fuentes del Polifemo §

5.1. La imitatio auctorum §

La paráfrasis de Cuesta se debate entre dos ideales no siempre fáciles de conciliar. Por un lado, el de la fidelidad máxima al venerable texto de don Luis. Por otro, el de la imitación de la poesía latina clásica. Y es que para los poetas latinos de la época moderna no es suficiente someter sus frases a la gramática y la prosodia del latín. Además, el poema debe imitar a los poetas de la Antigüedad, debe evocar la gran poesía clásica, modelo indiscutible de elegancia y perfección58. El procedimiento para alcanzar este ideal es incluir en los versos expresiones genuinas de los poetas clásicos59. Estas iuncturae aportarán a los poemas modernos el deseado sabor romano, del mismo modo que a los edificios renacentistas se lo aporta el uso de los elementos formales que se detectan en los vestigios arquitectónicos de la Roma antigua.

Partiendo de esto, podemos decir que las fuentes de la paráfrasis de Cuesta son de dos órdenes. El primero lo representa, obviamente, el propio Polifemo, que es el hipotexto fundamental. El segundo son las obras de las que extrae los clichés para elaborar sus versos. Resulta interesante observar cómo los pasajes en que incorpora secuencias de este tipo resultan más artísticos, desde la óptica de la estética imitativa. En cambio, cuando Cuesta les da la espalda en pro de la fidelidad al texto de Góngora, el resultado habitualmente es más pobre. Así, por ejemplo, el v. 3 de la paráfrasis, «simili quae sudans fulgurat astro», traduce el gongorino «húmidas centellas / [...] sudando» evocando a Estacio (un autor muy apreciado en la cultura humanista), Theb. 5,440 «simili coma #fulgurat astro#»60(«su cabellera [scil. la de Cástor y Pólux] brilla con la misma estrella», es decir, «despide los mismos destellos»). Ello inviste al verso de la profundidad y la belleza canónica asociada a la Antigüedad. En cambio, una expresión de la paráfrasis como v. 6 «Dulciter occubuisse uidens», versión casi literal de OC255.190 «Dulce occidente viendo», al carecer de respaldo clásico aparece como prosaica, como impostada. En cualquier caso, hay que destacar la habilidad de Cuesta para elaborar habitualmente una versión a la vez fiel y respaldada por la poesía antigua. Valga como muestra la siguiente: «Llegó Acis» (OC255.189) lo vierte «Acis adest» (v. 5), siguiendo otro principio de verso idéntico de Virgilio, de factura y sonido análogo, pero con un protagonista diferente: Aen. 7,577 «#Turnus adest#».

5.2. Tipos de calcos §

Los calcos o loci similes de Cuesta, siguiendo la tipología establecida hace tiempo por José María Maestre61, son de varios tipos:

1. Textuales totales, que reproducen literalmente la fuente:

  • Ov. met. 13,750 #Fauno nymphaque Symaethide cretus#
  • Cuesta, 9 #fauno nymphaque Simethide cretus#

2. Textuales parciales, más frecuentes que los anteriores, caracterizados por presentar variantes:

  • Stat. Theb. 5,440 simili coma #fulgurat astro#
  • Cuesta, 3 simili quae sudans #fulgurat astro#

3. Textuales-contextuales, que reproducen el contexto y algunos términos de la fuente:

  • Manil. 5,207 Exoriturque Canis latratque Canicula flamma
  • Cuesta, 2 Latrabat Canis aestiuus.
  • Verg. georg. 3, 176-177 nec tibi fetae / more patrum nivea implebunt #mulctraria vaccae#
  • Cuesta, 15 Dant foetae quoties implent #mulctralia uaccae#
  • Verg. Aen. 8, 69-70 rite cauis #undam de flumine palmis# / sustinet
  • Cuesta, 26 cavis tollens #undam de flumine palmis#

4. Fónicos, donde en la fuente figura un término diferente pero de sonido muy similar:

  • Verg. Aen. 7, 577 #Turnus adest#
  • Cuesta, 5 #Acis adest#
  • Ov. met. 14, 312 #de marmore signum#
  • Cuesta, 11 #e marmore pulcro#
  • Verg. georg. 2, 322 #praeterit aestas#
  • Cuesta, 24 #protulit aestas#
  • Hor. serm. 1,1,38 #feruidus aestus#
  • Cuesta, 25 #feruidus aestu#

5.3. Aparato de fuentes: modelos preferidos §

En el aparato de fuentes que sigue se recogen, verso por verso, las fuentes clásicas y loci similes que hemos detectado en el texto de Cuesta:

 

1Ov. met. 5,389 Phoebeos submouet ignes  Manil. 4,531 velut exustus Phoebeis ignibus ignis  2Manil. 5,207 Exoriturque Canis latratque Canicula flamma62  Tibvll. 1,1,27 Sed Canis aestivos ortus vitare sub umbra      3Stat. Theb. 5,440 Nudus uterque genas, simili coma #fulgurat astro#  4Stat. Theb. 2,673-674 crines ardentiaque ora cruentis / roribus et taetra morientum aspergine manant  Manil. 2,195 vernis #roribus imbres#  Stat. Theb. 5, 590 #roribus herbas#  Lvcan. 7,837 #roribus arbor#      5 Verg. Aen. 7,577 #Turnus adest#         Clavd. carm. min. 25,1 Forte Venus #blando# quaesitum frigore #somnum#  5-6 Ov., met. 1,713-714 Vidit Cyllenius omnes / succubuisse oculos adoperta que #lumina somno#  #lumina somno#: Catvll. 64,122; Verg. Aen. 4,185   Ov., met. 1,714   Stat. Theb. 2,31   Clavd. carm. min. 30,91   Val. Fl., 1,300   Calp. Sic. ec., 3,47   Sil. 5, 529  6 Ov. am. 3,7,76 procubuisse uidet  Sedvl. carm. pasch. 5,271 Procubuisse uidens │ Ter. Ad. 350-351 Tu quantum potis / abi │    Verg. Aen. 6,559 exterritus #hausit#  Clavd. carm. min. 36,5 non Sirius #hausit#  7 Sil. 3,451-452 tacitoque #liquore# / mixtus Arar  8-9 Ov. met. 13,750 #Acis erat# #Fauno #nymphaque Symaethide cretus#  9 Ov. met. 12,404 #Semiferos# altis habitavit  10 Ov. epist. 16,273 O decus, o praesens geminorum #gloria# fratrum!  Pavl. Nol. carm. 26,373 Atque ita uirtutes uarias #par gloria# pensat  11 Ov. met. 14,312 niueo factum #de marmore signum#  11-12 Clavd., carm. min. 29,25-26) #ferrea# Martis / forma nitet, Venerem magnetica gemma figurat  12 Verg. Aen. 12,615 sequitur paucos iam #segnior atque#  14 Lvcan. 9,358 Hesperidum #pauper# spoliatis frondibus #hortus#        Lvcr. 4,835 #procreat usum#        Ov. met. 8,646 #collegerat horto#  Mart. 10,94,3 #germinat hortus#  Colvm. 10,286 floribus #hortus#  Calp. Sic. ecl. praef. 64 Nos quoque pomiferi laribus consueuimus #horti#  15 Verg. georg. 3,176-177 nec tibi fetae / more patrum nivea implebunt #mulctraria vaccae#  16 Ov. fast. 3,747 Audit in #esesa# stridorem examinis #ulmo#│    Catvll. 64,106-107 sudanti #cortice# pinum / indomitus turbo contorquens #flamine robur#  17 Verg. georg. 4,17 Ore ferunt #dulcem# nidis inmitibus #escam#  21 Cic. Arat. 160 quas sideribus claris natura #poliuit#  22 Ov. am.    3,8,40 in quercu mella reperta caua         Clavd. rapt. Pros. 2,126 fagique caua #dimissus ab aluo#  22-23 flauum [...] fauum: Ov. fast. 3, 746 Quaerebant flauos per nemus omne fauos  24 Calp. Sic. ecl. 2,20 ausa est / Daedala #nectareos# apis intermittere flores │ Verg. Aen. 1,430 Qualis apes aestate nova per florea rura        Verg. georg. 2,322 #praeterit aestas#  2563 Clavd. rapt. Pros. 1,166 quamuis [sc. Aetna] nimio fervens exuberet aestu        Verg. Aen. 4,683 #uolnera lymphis#  Ov. met. 2,459 #corpora lymphis#  Stat. Theb. 1,527 #uolnera lymphis#  2664 Verg. Aen. 8,69-70 rite #cauis undam de flumine palmis# / sustinet  Ov. met. 9,175 #tollens ad sidera palmas#

 

Aunque un aparato de fuentes de este tipo es hasta cierto punto azaroso y convencional, en la medida en que podrían haberse incorporado más −o menos− loci similes de los recogidos, sin embargo es válido como indicativo sobre los autores y obras más imitados por Cuesta. De las aproximadamente sesenta fuentes recogidas, la mayor parte corresponden a los dos grandes de la época augústea, Ovidio (15 fuentes, de las que 10 corresponden a las Metamorfosis), Virgilio (12 fuentes, 9 de ellas de la Eneida). Un segundo grupo en frecuencia está constituido por Estacio (6 fuentes) y Claudiano (6 fuentes). Finalmente detectamos un nutrido grupo de autores de los que encontramos un número de fuentes más escaso: 3 hemos localizado de Manilio, 2 de Lucano, Catulo, Calpurnio Sículo y Silio Itálico, y 1 de Terencio, Lucrecio, los Aratea de Cicerón, Horacio, Tibulo, Columela, Valerio Flaco, Sedulio y Paulino de Nola. Como puede verse, los autores más citados coinciden con el grupo de poetas más conocido y leído de la cultura del momento65. Por lo demás, resulta significativo que el autor más imitado sea precisamente Ovidio, el poeta latino al que invocaba como modelo, frente a la acusación de oscuro, la mencionada Respuesta de don Luis de Góngora, fuera o no su autor el cordobés66.

5.4. El viaje de Cuesta a las fuentes latinas del Polifemo §

La versión de Cuesta representa, en lo relacionado con las fuentes latinas, lo que podemos definir como un viaje de vuelta −una deconstrucción− a los orígenes del Polifemo. El helenista utiliza a menudo en su versión los mismos lugares clásicos que, con gran probabilidad, pesaron en el propio Góngora al elegir las palabras y expresiones en numerosos lugares de su poema. Ese puede muy bien ser el caso de los siguientes:

1. Ovidio, met. 13,750,

#Acis erat# #Fauno nymphaque Symaethide cretus#
(‘Acis era hijo de un fauno de la ninfa Simétide’),

que sirvió sin duda alguna de base a Góngora67 para escribir (OC255.194-195)

De un fauno, medio hombre, medio fiera,
en Simetis, hermosa ninfa, habido,

versos que Cuesta vierte recuperando la fuente primaria (v. 9):

Semifero #fauno nymphaque Symethide cretus#.

2. Claudiano, rapt. Pros. 2,126,

fagique caua dimissus ab aluo
(‘[sc. un enjambre] proveniente del hueco de un haya’),

que bien pudo servir, como sugiere Ponce Cárdenas68, de base a Góngora para OC255.206,

un rubio hijo de una encina hueca,

verso que Cuesta vierte usando la probable fuente primigenia (v. 22):

quodque cauae quercus #decerpsit ab aluo#.

3. Manilio 5,207,

Exoriturque Canis latratque Canicula flamma
(‘Y sale el Can y ladra la canícula con su llama’),

que ha podido servir de inspiración para OC255.18669

Latiendo el can del cielo estaba,

que a su vez es vertido por Cuesta retomando términos de esta probable fuente original como Canis y latrat (v. 2):

Latrabat Canis aestiuus.

6. [Conceptos debatidos] Otra deconstrucción del estilo gongorino: latinismos semánticos, «acusativos griegos», hipérbatos, anástrofes §

Algo similar a lo que hemos visto a propósito de las fuentes sucede con los rasgos del estilo de Góngora que más obedecen a la transferencia al castellano de rasgos del latín y de sus grandes poetas70. Al devolverlos a la lengua latina, Cuesta traza una especie de viaje de vuelta a los orígenes del Polifemo. Así sucede, por ejemplo, con latinismos semánticos como «sueño blando» (OC255.190)71, donde Góngora usa el adjetivo no con su valor sémico castellano, sino con el del latín ‘blandus’ (‘agradable’), como, por otra parte, venían haciendo desde mediados del XVI, según recoge el CORDE72, poetas vernáculos como Fray Luis de León («más que el blando sueño yerba amena») y Fernando de Herrera («Ven ya, pues, blando sueño»). Al verterlo como «blando somno» (v. 5) Cuesta deconstruye, remontándose a su punto de partida, el proceso latinizador puesto en práctica por Góngora −a la par que por otros poetas castellanos−. Ejemplo de lo mismo es «luces» (OC255.189), trasladado por «lumina» (v. 5), término latino entre cuyas acepciones está la de ‘ojos’73.

Del mismo modo se puede analizar un uso sintáctico como el del acusativo de relación −o «acusativo griego», como se designa habitualmente en la polémica gongorina−, que don Luis había convertido en una de las características de su estilo. Al utilizarlo hasta en dos ocasiones en sus veintiséis versos (2-3 «puluere plenus / caesariem»; 4 «madidus pulcris ardentia roribus ora»), Cuesta podría estar, a la vez que remontándose a las fuentes estilísticas del maestro, reivindicando su uso por este, tan censurado al respecto por los polemistas antigongorinos74.

Lo mismo ocurre con un estilema que caracteriza como pocos tanto a la poesía latina como a la del maestro cordobés: el hipérbaton. Cuesta utiliza muchas de sus variedades75:

  • separación del adjetivo calificativo y su sustantivo (como hace Góngora en construcciones como OC255.300 «El coturno besar dorado intenta», o OC264B.740 «Sordo engendran gusano», imitando este rasgo intrínseco de la poesía latina clásica [cf. Verg. Aen. 4,123 «Nocte tegentur opaca», ‘Serán cubiertos por una oscura noche’]): v. 1 «Phoebeos habitans ignes»; 5 «blando qui nymphae lumina somno»; 7 «Argutum et tacitum labiis oculisque liquorem»; 13 «sacro prosequitur cultu»; 15 «foetae quoties implent mulctralia uaccae»; 16 «duro sub cortice»; 17 «teneram concretum nuper in escam»; 24 «noua protulit aestas»; 26 «cauis [...] palmis»76. Un caso es especialmente revelador por responder directamente al texto original: en OC255.199 Góngora dispone en hipérbaton el sintagma adjetival «el huerto ofrece pobre»; Cuesta mantiene la disiunctio en su versión: v. 14 «pauper [...] hortus»; lo hace precisamente imitando un verso de Lucano (9,358) en que dicho sintagma aparece igualmente en hipérbaton y ocupando los mismos lugares del verso: «Hesperidum #pauper# spoliatis frondibus #hortus#»; el viaje de vuelta a las fuentes del gongorismo no puede estar mejor expresado;
  • separación del sustantivo y su complemento nominal (cf. Góngora, OC255.7 «Si ya los muros no te ven de Huelva», imitando modelos como Verg. Aen. 4,173 «Lybiae magnas it Fama per urbes» [‘camina la fama por las grandes ciudades de Libia’]): v. 20 «iunci sub gramine»; 22 «quercus [...] ab aluo». Uno de los ejemplos responde de nuevo directamente al texto original: OC255.204 «Y un copo en verdes juncos de manteca» es vertido por Cuesta manteniendo no solo el hipérbaton, sino incluso la colocación de sus términos a comienzo y final, respectivamente, del verso: v. 20 «lactis et astricti iunci sub gramine glebam»;
  • separación del determinador y el sustantivo (cf. Góngora, OC264C.293 «En esta, pues, Cartago», o OC264B,243 «Otra con ella montaraz zagala»), imitando modelos como Ov. met. 6,306 «Ipsa quoque interius cum duro lingua palato»: v. 10 «suae par gloria ripae»; 11-12 «hanc e marmore pulcro / sopitam effigiem». Un caso especial de este tipo se da cuando lo que separa al determinador y su sustantivo es una oración de relativo (como en Góngora, OC264B.376 «A las que tanto mar divide playas»; OC264B.272 «De aquellas que la sierra dio Bacantes»)77; Cuesta lo pone en práctica en vv. 17-19, «illud [...] quod seruauit amygdala mixto [...] nectar» (‘ese [...] que la almendra conservó [...] néctar’). El ejemplo es muy significativo dado que en la poesía clásica latina ese tipo de construcción, empleando el demostrativo, es muy rara78; tanto es así que resulta tentador pensar que el inspirador de la construcción es en buena medida el propio Góngora, más aún que los poetas latinos.

Otro rasgo estilístico igualmente característico de la poesía latina clásica a la vez que de Góngora79, y que encontramos en los versos de Cuesta, es la anástrofe a comienzo de proposición relativa, es decir, la prolepsis de un término −o varios− de esta, expresados delante del pronombre relativo introductor. Es una construcción que Góngora había convertido en seña de su estilo (cf. OC255.495-496 «Concurren todas [sc. las deidades del mar] y el peñasco duro / la sangre que exprimió cristal fue puro»; OC264B.145-146 «Y en boj, aunque rebelde, a quien el torno / forma elegante dio») siguiendo a los poetas latinos clásicos (Ov. met. 6,174-175 «aetherium qui fert ceruicibus axem» [‘que lleva en sus hombres el eje celeste’]). Su uso por Cuesta es llamativamente recurrente: v. 3 «simili quae sudans fulgurat astro»; vv. 5-6 «blando qui nymphae lumina somno / dulciter occubuisse uidens»; v. 8 «solitus quo figere corda Cupido»; v. 14: «Pomiferis pauper quae truncis procreat hortus».

Al utilizar pródigamente ambos artificios, el hipérbaton y la anástrofe en frontera de proposición relativa, característicos por igual de Góngora y de la mejor poesía latina clásica, Cuesta pone ante los ojos del lector los modelos en los que hunde sus raíces la lengua del cordobés, quizás incluso enfatizando deliberadamente los rasgos más genuinos de ella, y, de ese modo, fundamenta y vindica implícitamente la lengua poética gongorina.

7. [Otras cuestiones] Otros hechos de estilo: juegos fónicos; métrica §

Cuesta vierte el Polifemo en la lengua de los poetas latinos clásicos adoptando los rasgos más señalados del estilo de estos. Al margen de los aspectos que han sido destacados en la sección anterior, cabe destacar en este sentido los efectos sonoros, tan característicos de la poesía latina en general, y en particular de los poetas augústeos80. A este ámbito pertenecen las aliteraciones, entendidas como las repeticiones del sonido inicial de dos o más palabras del verso81, que aparecen con notable insistencia: 2 «puluere plenus»; 8 «corda Cupido»; 9 «Semifero fauno»; 14 «pomiferis pauper»; 20 «gramine glebam»; 22 «quodque cauae quercus decerpsit». Relacionadas con ellas, a veces encontramos también reiteraciones de determinados sonidos que aportan encanto fónico y, por ende, énfasis: del sonido r en v. 4 «pulcris ardentia roribus ora»; de t en 6 «argutum et tacitum»; de consonantes nasales en 19 «niueo contentum uimine nectar»; de la uocal u, que se repite en cuatro ictus sucesivos en el v. 23 «fauúm praedúlcem, cúius in únam». En otras ocasiones estos efectos se logran mediante asonancias: 11 «hanc pulcram gemmam, hanc... ».

En cuanto a la métrica, los hexámetros de Cuesta se adecúan con elegancia al modelo vigente en la poesía latina clásica82: en los cuatro primeros pies se evita habitualmente la coincidencia de palabra y pie, así como de ictus y acentos naturales de las palabras; esta última coincidencia sí se busca, en cambio, en los dos pies finales. De todas formas, algunos aspectos resultan deficientes en la versificación de Cuesta. Así, no evita tras la cesura pentemímeres la expresión de un monosílabo largo seguido de un bisílabo espondaico que ocuparía el cuarto pie83. Sucede en el v. 3: «Cáesari-ém simi-lís quae - súdans - fúlgurat - ástro», y volvemos a encontrarlo en los v. 5 y 14. También es quizás excesivamente machacona la reiteración de monosílabos en el cuarto pie ante la cláusula (v. 1; 2; 10; 11; 16; 20; 25; 26; 28).

Al margen de detalles como estos, el texto de Cuesta presenta notable altura literaria y refleja elegantemente el estilo de la gran poesía latina clásica. El uso de iuncturae de Ovidio y Virgilio le aporta además el sonido de la mejor poesía romana. Y todo ello tiene especial mérito considerando que a la vez consigue mantener, como hemos visto, un grado de fidelidad admirable respecto a los versos de don Luis.

8. Conclusión §

La Traducción latina de algunos versos del Polifemo de Andrés Cuesta es en sí misma una creación artística de gran belleza y calidad en la que nos encontramos con las técnicas creativas de la poesía latina del humanismo: la imitatio permanente de la poesía latina clásica, la búsqueda del sonido romano a través de la utilización de clichés de aquella, la perfección técnica alcanzada en la elaboración de los hexámetros. Pero lo que hace excepcional esta obra es ante todo un hecho: el ser una traducción al latín de una obra gongorina. En este sentido la versión de Cuesta nos ofrece en primer lugar un documento de la lectura del Polifemo de un lector culto de la época, con todo lo que ello implica: a veces nos informa de la particular versión del texto que sigue (así, en los vv. 11-13 subyace la versión de Pellicer de OC255.197-198, «Al bello imán, al ídolo dormido / azero sigue, idólatra venera»); otras, nos da cuenta de su interpretación de lugares ambiguos (por ejemplo el v. 10 vincula el discutido v. OC255.196, «Gloria del mar, honor de su ribera», al padre de Acis, en detrimento de la ninfa Simetis); muchas más nos proporciona su personal lectura de diversos lugares del poema gongorino, explicitando su sentido, de modo que casi equivale a una glosa (así, en el v. 17 el añadido «teneram [...] in escam» [‘para que fuese de tierno comer’] razona el porqué de la referencia gongorina al ‘humor’ de la almendra [OC255.201]; en el 23, «in unam» puede muy bien ser una señal de que da al oscuro «vinculó» el sentido jurídico de ‘vincular en mayorazgo’, es decir, ‘indisolublemente’ [véase n. 157] que ha propuesto recientemente Ponce Cárdenas84); y alguna vez incluso parece desaprobar a don Luis, como cuando elude traducir literalmente su extravagante referencia al atributo de Cupido, «venablo» (OC255.193), vertiéndola mediante una perífrasis más asumible (v. 8 «quo figere corda Cupido», literalmente ‘aquello con lo que suele Cupido atravesar los corazones’[véase n. 121]).

Pero quizás la mayor aportación de la Traducción es el particularísimo viaje de vuelta que su autor hace a las fuentes del Polifemo. Es bien sabido que Góngora, sobre todo en sus poemas mayores, transfiere a sus versos numerosos rasgos del latín −por ejemplo cuando emplea latinismos semánticos o el «acusativo griego»− y artificios de los poetas latinos −como el hipérbaton, o la anástrofe, o juegos fónicos como la aliteración−, e imita a menudo lugares concretos de la poesía clásica −sirva como muestra el v. OC255.195, «En Simetis, hermosa ninfa, habido», deudor de Ovidio met. 13,750 «#Acis erat# #Fauno #nymphaque Symaethide cretus#». Al verter Cuesta el Polifemo a hexámetros latinos expone desnudamente las fuentes lingüísticas y estéticas de este (y, de esa forma, como me recalca Muriel Elvira, interviene implícitamente en la polémica gongorina justificando y reivindicando la poesía del cordobés frente a ataques del tipo, por ejemplo, del de Jáuregui contra su uso del acusativo griego). Posiblemente la aportación mayor del poema es esta deconstrucción, y la constatación consiguiente de una evidencia: la profunda imbricación de Góngora y de la cultura humanista de su tiempo.

9. Establecimiento del texto §

La versión latina de Cuesta se nos ha transmitido en el ms. 3906 de la BNE. Como se sabe, se trata de un facticio que reúne numerosos materiales gongorinos85, entre los que se cuentan las tres aportaciones fundamentales de Andrés Cuesta a la polémica gongorina: las Notas al Polifemo (ff. 282r-403v), la Censura a las «Lecciones solemnes» de Pellizer (ff. 409r-435v) y la Traducción latina de algunos versos del Polifemo. Los tres escritos son de mano del autor, «como demuestran las tachaduras, correcciones y cambios de redacción», según observó Micó86.

La Traducción latina de algunos versos del Polifemo, situada entre las dos obras precedentes, ocupa los ff. 405v-406v, que forman parte de un cuadernillo de cuatro hojas (del f. 405r al 408v) de una partida de papel diferente al de su entorno inmediato: los ff. 282r-403v, que contienen las Notas, tienen un tamaño mayor, y el intercalado f. 404, que transmite una composición latina integrada por 10 hexámetros −el primero de ellos y el último, incompletos−87, es más corto; en cuanto a los folios que la siguen (409r-435v) con la mencionada Censura a las «Lecciones solemnes» de Pellizer, forman un conjunto independiente con encuadernación visiblemente diferente.

Con respecto a la composición intercalada en el f. 404, tampoco tiene nada que ver con la «Traducción latina», como evidencia su tema, completamente distinto, así como numerosos indicios: además de que el papel es, como hemos dicho, diferente (su tamaño es inferior y contiene como marcas de agua nítidas líneas horizontales, que no aparecen en los folios de la «Traducción latina»), la tinta es menos intensa, y la letra, aun no siendo enteramente descartable que sea de la misma mano, es más pequeña y presenta un trazo más fino. De todo ello se infiere que su redacción es independiente de la de las Notas y de la «Traducción latina...» (también, obviamente, de la Censura a las lecciones solemnes de Pellizer, que comienzan en el f. 409r), y que su posición contigua no es más que consecuencia de la labor del compilador del facticio.

Por otra parte, llama la atención que los vv. 1-7 de la «Traducción latina...» de Cuesta, correspondientes a la octava XXIV, figuran no en el recto, sino en el vuelto del f. 405, y en su mitad inferior. Ello sugiere que su autor comenzó su paráfrasis por la octava XXV, escribiéndola en el comienzo del recto del f. 406, y que en algún momento posterior añadió la versión de la octava precedente, copiándola al final del folio anterior. Hay que aclarar que la «Traducción latina...» ocupa tres páginas: el f. 405v, el 406r y el 406v. Las dos hojas finales del cuadernillo (los ff. 407 y 408) están en blanco, con el borde superior aún unido. Por otra parte, la obra porta un título en la parte superior del f. 406r −no en el f. precedente, en el que comienza la obra−, rotulado por una mano distinta y con características, en el grosor y la tinta, diferentes. Podría muy bien tratarse de la misma mano que ha añadido al frente de las Notas (f. 282r) su título, «Notas al Polifemo de el LicdoAndrés Cuesta», mano que podría corresponderse igualmente con la que ha elaborado el índice en el f. 2 de guardas (no paginado) del manuscrito, y que pudiera corresponder a la del compilador del facticio o, como sugiere Lara Garrido88, a su poseedor el canónigo sevillano Ambrosio de la Cuesta y Saavedra.

En relación con nuestra edición del texto latino, seguimos los criterios siguientes:

  • u / v. Mantenemos el criterio de Cuesta, que, tratándose de minúscula, emplea u para el sonido vocálico y v para el consonántico (cf. v. 2 aestivus cum pulvere plenus; 22 flavum quodque cavae quercus decerpsit ab alvo).
  • i / j. Cuesta utiliza -ij, siguiendo la costumbre de su tiempo, para recoger la doble i en sílaba final, que aparece en una única ocasión (v. 7 labijs). Dado que es una convención meramente gráfica, hemos restituido en este caso la doble i (labiis).

Además, hemos sustituido diversas «anomalías» por las formas latinas regulares. Es el caso de las siguientes:

  • editamos fetae en lugar de la diptongación impropia foetae (v. 15);
  • editamos exessum en lugar de la rarísima forma exsessum (v. 16), muy probablemente un mero lapsus de Cuesta (véase n. ad loc.).

En cambio hemos mantenido variantes minoritarias, pero existentes en la tradición, como pulcer (en lugar de la forma aspirada, pulcher), que usa Cuesta de forma uniforme (v. 4 pulcris; 11 pulcram; pulcro)89, así como brachia (en lugar de la forma usual, bracchia).

Hemos adaptado al uso moderno la puntuación, notada irregularmente por Cuesta. Lo mismo hemos hecho en relación con el uso de mayúsculas y minúsculas; así, escribimos por ejemplo fauno y nympha, que aparecen en mayúscula en el ms.

Finalmente, hemos desarrollado sistemáticamente las numerosas abreviaturas que aparecen en el escrito, que básicamente son las siguientes: la habitual notación de los diptongos ae y oe mediante trazos (1 æstivus; 2 Phœbeos; etc.); la notación de la nasalización (-am, -em) mediante una simple vírgula sobre la vocal (2 ; 6 quãtũ; 11 gemmã; 12 effigiẽ; etc.); -q. por -que final (9 nymphaq.; 10 atq.; 22 quodq.; etc.); final -us indicado mediante un trazo descendente unido a la letra anterior (9 cretȝ) o sobre ella (12 ferrẻ).

El texto completo de la Traducción latina de algunos versos del Polifemo fue transcrito por Artigas en una nota de su Biografía y estudio crítico de Góngora90, sin excesivo rigor filológico, por lo que no incorporo sus variantes a mi edición crítica. De todas formas, las recojo aquí como curiosidad: v. 1 Phebeos [por la forma diptongada que escribe Cuesta]        stelifer [mala lectura por stellifer]; 2 canis [en minúscula]; 3 similique [imposible por sentido y métrica, por similis quae]; 5 Nymphae [en mayúscula, siguiendo el uso gráfico de Cuesta]; 6 quem non putuit [mala lectura por quantum potis]; 8 solitres [mala lectura por solitus]        cupido [en minúscula]; 9 Nymphaeque si methide crebus [simple mala lectura]; 10 deus [mala lectura por decus]; suo par gloriae... [por suae par gloriae ripae, donde no ha entendido la palabra final del verso]; 11 ferre aro... [por no haber entendido ferreus atque]; 13 praeditus [por praedives, no entendido]; 14 pomiferus [mala lectura por pomiferis]        horrus [mal entendido por hortus]; 15 setae [mala lectura por foetae]        mille vaccae [por no haber entendido mulctralia vaccae]; 16 et sat [por no haber entendido et fovet]        cornice [mala lectura de cortice]; 17 tenerant [mala lectura de teneram]; 18 amigdala [variante gráfica]; 20 lactos [errata o mala lectura por lactis]        atricti [id. por astricti]        glebamo [mala lectura por glebam]; 21 dextre [mala lectura por dextra]; 22 cava [mala lectura por cavae]; 23 obstulit [mala lectura por obtulit]        praedulum [errata o mala lectura por praedulcem]        cinus in imam [mala lectura por cuius in unam]. Finalmente, como v. 25 y 26 edita la redacción inicial de Cuesta de estos dos versos (pero escribiendo limphis y tolles por lymphis y tollens) y añade a continuación, tras la indicación «Otra redacción» el propio v. 25 de Cuesta (pero escribiendo estu [mala lectura por aestu] y limphis) seguido del verso de Ovidio anotado en el ms. como colofón (pero escribiendo quem por quen), ignorando por tanto el v. 26 de Cuesta. Por otra parte, la puntuación de la edición de Artigas a menudo no refleja el sentido del texto, por ejemplo cuando escribe punto tras 4 ora, o 13 eorum, o 18 mixto, o 21 polivit; o cuando no escribe coma tras 8 Cupido, o 11 gemmam). En definitiva, se trata de un intento de transcripción −más que de una edición−, del texto original, plagada de errores y malas lecturas por efecto de su deficiente intelección.

En el apartado dedicado al «Texto de la edición» presentamos la edición crítica de la versión latina de Cuesta; la sigue nuestra traducción del texto al español, lo más literal posible para mostrar el difícil equilibrio en que se ha movido el autor entre la fidelidad al texto gongorino y la imitación de los modelos clásicos; en las notas a la traducción ofrecemos finalmente nuestro comentario filológico.

Las siglas y abreviaturas especiales que empleamos en nuestra edición crítica son las que siguen:

  • M : BNE, ms. 3906
  • Artigas : Miguel Artigas, Don Luis de Góngora y Argote: Biografía y estudio crítico, Madrid, Tipografía de la Revista de Archivos, 1925 (p. 240-241)
  • BNE : Biblioteca Nacional de España
  • #...# : coincidencia de posición métrica en el verso imitado

En cuanto a los autores y obras latinos, cuando aparecen abreviados siguen el sistema del ThlL91.

10. Bibliografía §

10.2 Obras citadas por el editor §

10.2.1 Manuscritos §

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—, Traducción latina de algunos versos del Polifemo, BNE, ms. 3906, ff. 405r-406v Disponible en <http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000015356&page=1> [30-01-2023].

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Sánchez de las brozas: véase Brocense

 

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—, Ioannis Rauisii Textoris Nauernensis Epithetorum opus absolutissimum [...] : acceserunt de Carminibus ad veterum imitationem artificiose componendis [...] collecta a Georgio Sabino, Parisiis: Apud Aegidium Gorbinum, 1580. Disponible en http://catalogos.mecd.es/CCPB/cgi-ccpb/abnetopac/O12172/IDc1077a32?ACC=101> [16-02-2023].

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Texto de la edición §

Texto original §

    

Traducción latina deI algunos versos del PolifemoII §

Phoebeos habitans ignes et stellifer omnis,
latrabat Canis aestivus, cum, pulvere plenus
caesariem, simili quae sudans fulgurat astro,
et madidus pulcris ardentia roribus ora,
Acis adest, blando qui, nymphae lumina somno            5
dulciter occubuisse videns, quantum potis, hausit
argutum et tacitum labiis oculisque liquorem.
Acis erat, solitus quo figere corda Cupido,
semifero fauno nymphaque Simethide cretus,
ille decus maris atque suae par gloria ripae.                 10
Herculis hanc pulcram gemmam, hanc e marmore pulcro
sopitam effigiem sequitur quasi ferreus atque
sacro prosequitur cultu, praedives eorum
pomiferis pauper quae truncis procreat hortus,
dant foetae quoties implent mulctralia vaccae             15
et fovet exessumIII duro sub cortice robur.
Nymphae illud teneram concretum nuper in escam,
quod pallore virens servavit amygdala mixto,
apposuit niveo contentum vimine nectar,
lactis et astricti iunci sub gramine glebamIV;                20
cortice non grandi, sed quem bene dextra polivit,
flavum −quodque cavae quercus decerpsit ab alvo−
obtulit ille favum praedulcem, cuius in unam
ceram nectareos flores nova protulit aestas.
AstV aestu ille calens VI porrexit brachia lymphis,      25
atque cavis undas tollens de flumine palmis... VII.

Traducción española y comentario92 §

Traducción latina de algunos versos del Polifemo93 §

Los94 fuegos habitando95 de Febo96, y cubierto por entero de estrellas97, ladrando estaba98 el Can99 estival cuando, cubierta100 de polvo101 su102 cabellera103, que al sudar destella con un fulgor astral similar104 al de aquel105, y empapado su rostro ardiente106 de bello rocío107, llega Acis108, quien109, al ver que los luceros110 de la ninfa habían111 sucumbido112 dulcemente113 al deleitoso sueño114, sació, cuanto pudo115, labios116 y ojos de licor sonoro117 y de licor mudo118.

Acis119 era lo que suele120 en los corazones clavar121 Cupido122, de un semianimal123 fauno124 y de la ninfa Simétide nacido125, gala −aquel−126, del mar y honor127 de su ribera. A tal bella gema de Hércules128, a tal de mármol bello129 ídolo130 dormido sigue131 cual si él fuera de hierro y132 se aproxima con sacra adoración133, riquísimo134 de cuanto de sus pomíferos135 árboles136 produce el pobre137 huerto138, dan las vacas recién paridas cada vez que colman los cubos del ordeño139, y140 abriga carcomido141, bajo su dura corteza, el roble.

Dejó142 junto a la ninfa, recogido en nívea mimbre143, néctar144 de aquel145, recién cuajado –para que fuese de tierno comer146−, que147 la almendra, aún verde y con mezcla de blancura,148 guardó, así como una pella de manteca149 bajo una grama de juncos150 entrelazados151; en152 un corcho no grande, mas153 pulido diestramente con sus manos, le ofreció un rubio −y que154 tomó del seno de una encina hueca−155, panal156 dulcísimo, a cuya cera entregó en exclusiva157el estío incipiente158 sus nectáreas159 flores.

Pero160, sofocado por el calor161, alargó sus brazos162 a las linfas163, y levantando164 las ondas del río con sus palmas165 ahuecadas...166.